“La importancia histórica del 19 de abril [de 1961] se sale de los marcos de nuestro propio país, porque ese día ciertamente el imperialismo yanqui recibió su primera gran derrota en América.”
Discurso de Fidel Castro en el Teatro Chaplin, 19 de abril de 1965.
Lo grita la canción por toda América:
llegó Fidel y liberó a la patria
de los dominadores extranjeros
sometidos al dólar y sus zarpas.
Llegó Fidel y devolvió alegría
a todo el continente que esperaba
la independencia para sus riquezas
todavía por gringos controladas.
La Sierra fue Maestra para el pueblo,
le enseñó a confirmar sus esperanzas
de derrotar a multinacionales
que con un dictador lo esclavizaban.
“Patria o muerte”, gritaban puño en alto
por las localidades liberadas:
fue la primera vez que los cubanos
sintieron que tenían una patria.
Llegó Fidel para cambiar la historia,
y América se supo rescatada
tan sólo con seguir como modelo
esa experiencia revolucionaria.
Pero allá en Wall Street los expulsados
acariciando el dólar conspiraban
para impedir que pueblos sometidos
siguieran la revolución cubana.
El Hitler Kennedy cumplió sumiso
sus instrucciones bien dictaminadas:
hay que invadir a sangre y fuego la isla
que habla de libertad como programa.
La CIA reclutó a los mercenarios,
les dio los uniformes y las armas,
y prometió entregarles 30 dólares
por cada campesino que mataran.
Los gusanos que habitan en estiércol
corrieron a atender esa llamada,
los caínes, los judas, los batistas
alimentados por la Casa Blanca.
Cuando ellos embarcaron en las naves
se marcharon de allí todas las ratas,
porque les daban asco los sicarios
ultrajadores de la raza humana.
Pero el pueblo cubano estaba atento
para salvar su libertad ganada
después de un siglo en guerras contra todos
los colonizadores de su patria.
Tenía pocas armas, aunque sobra
de fe para ganar esa batalla,
porque la dirigía el Comandante
con su experiencia revolucionaria.
Playa Girón se incorporó a los nombres
que evocan las victorias legendarias,
señal para los pueblos que combaten
la colonización de Gringolandia.
Playa Girón invoca ante la historia
la derrota del Kennedy Alimaña,
con él los dictadores en su nómina,
las Naciones Unidas y Castradas,
las multinacionales, los banqueros,
el Ku-Klux-Klan, los fabricantes de armas,
los misioneros del imperialismo
mandados desde Roma por el papa.
Playa Girón es el recuerdo heroico
de la que ha sido la mayor hazaña
firmada por las manos campesinas
sobre toda la tierra americana.
Arturo del Villar, poeta republicano.
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