
Como su
situación no mejoraba, decidieron emigrar a los Estados Unidos en el año 1906,
cuando ella tenía ocho años, para así reunirse con su padre. Recodaba aquella
etapa “llevo conmigo el complejo de los progromos… mi recuerdo más
remoto es ver a mi padre tapando con tablas las entradas de la casa, ante la
inminencia de las hordas enardecidas… Si cabe una explicación al rumbo que tomó
mi vida, es seguramente mi deseo y determinación que nunca más tuviera un niño
judío que vivir semejante experiencia”.
situación no mejoraba, decidieron emigrar a los Estados Unidos en el año 1906,
cuando ella tenía ocho años, para así reunirse con su padre. Recodaba aquella
etapa “llevo conmigo el complejo de los progromos… mi recuerdo más
remoto es ver a mi padre tapando con tablas las entradas de la casa, ante la
inminencia de las hordas enardecidas… Si cabe una explicación al rumbo que tomó
mi vida, es seguramente mi deseo y determinación que nunca más tuviera un niño
judío que vivir semejante experiencia”.